martes, 3 de mayo de 2011

Resumen del capítulo 5 y 48 de la segunda parte del libro de don quijote de la mancha escrito por Miguel de Cervantes


En este capítulo Sancho Panza  tiene una conversación con su mujer, Teresa panza ,acerca de que don Quijote y él van a volver a las aventuras (Esta sería la 3). 
En el resto del capitulo Sancho panza y su mujer teresa panza discuten acerca de cuando Sancho sea monarca de la ínsula su hija deberá casarse con un gran monarca vecino. Teresa muy disgustada no le parece bien casarla tan pronto y con un monarca, así que seguidamente se puso a llorar. Al final  Sancho obedece a su mujer y le dice que va a nombrar a su hija, condesa lo más tarde posible.
Cuando acabo la conversación con su mujer sancho se va hacia la casa de don quijote para dejar lista su próxima aventura.

El capitulo 48 de la segunda parte cuenta una de las noches en que el hidalgo don Quijote dormía tranquilamente en la habitación. Esa noche escuchó cómo alguien entraba silenciosamente. El pensaba que era Altisidora y que quería quitarle su honestidad asi que  se puso de pie encima de la cama. Al entrar la dueña vio a don Quijote de esa manera y ambos se asustaron enormemente.
Después del susto la dueña comenzó a decirle a don Quijote que le necesitaba por temas caballerescos.

La señora Rodríguez comenzó a contarle a don Quijote su historia, En la historia la dueña  le contó como conoció a su marido que mas tarde se murió también le contó  que ella tenía una hija de diez años  que había sido seducida por el hijo de un Duque, el cual le había pedido matrimonio a su hija.
En un momento de su conversación la dueña comenzó a meterse con Altisidora y con la Duquesa. Después de haber dicho esto la dueña, se escucho un gran estruendo y se apagaron las luces; don Quijote y la dueña comenzaron a recibir pellizcos y azotes. Después de esta batalla que duro aproximadamente media hora los acosadores se marcharon de la habitación. Seguidamente la dueña salió de la habitación de don Quijote llorando y don Quijote se quedó sin saber quien le había propiciado esa extraña paliza.